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Mostrando entradas de diciembre, 2010

Elvira Lindo, Lo que me queda por vivir.

Tengo que reconocer que empecé a leer esta novela con mucha aprensión. Hace tiempo leí Algo más inesperado que la muerte y pensé que no estaba mal, pero que la vida es muy breve como para perder el tiempo con libros mediocres. Sin embargo, esta vez Elvira Lindo ha hecho algo muy distinto. Esta novela es más madura, pero sobre todo es más auténtica. La autora ha encontrado su camino, que no está en las novelas de grandes pretensiones ni ideas sesudas. Su terreno, aquel en el que ella se encuentra segura y brilla, es el mundo cotidiano, con problemas universales y un lenguaje coloquial. Se le puede criticar que no elabore el lenguaje para extraer de él todos sus jugos, que no haga un esfuerzo literario de altos vuelos, pero es que su lugar es otro, está en el lado de acá.  La novela empezó a gustarme ya muy mediada, cuando comprendí que la autora había abandonado sus altas miras por amor a su hijo, que había elegido contar su propia vida, desnudarse como pocas veces se ha desnudado

Siri Hustvedt, Elegía para un americano. Anagrama.

litteraturhuset.no Un libro para que podáis comparar a Paul Auster con su esposa. Tiene morbo, ¿no? Un narrador testigo, Erik, psicoterapeuta, sirve de hilo conductor entre varias historias que, en el fondo, hablan de lo mismo: de seres que necesitan una "reencarnación" en vida, otra oportunidad. Se encuadran  en la posmodernidad, tras la tragedia de las torres gemelas. Las anécdotas son cotidianas y verosímiles: el diario del padre muerto que contiene una alusión a una tal Lisa, portadora de un secreto terrible; la situación de los hermanos; los traumas de Sonia... El foco de interés principal lo constituye la relación amorosa de Erik y Miranda. Al final todo se conecta. ¿Se les dará a los personajes la oportunidad que piden? La novela está escrita con un estilo elegante, sin estridencias. Su contenido psicológico lo llena todo, pero no se buscan soluciones, solo se plantean problemas que todos los seres humanos podemos tener en algún momento de nuestra vida

Italo Svevo, Senectud

Volvamos a Italo Svevo para comentar otra gran obra: Senectud.   La novela se centra en un período de la vida de Emilio Brentani, su madurez. Cuando termina la narración no cabe esperar más de la vida, solo un triste envejecer.  Brentani es un ser egoísta que huye de obligaciones y compromisos y acaba atrapado en una relación amorosa con Angelina, que en un principio era para él una simple aventura. Angelina lo utiliza, lo exprime, pero no puede amarlo, y eso es lo que le lleva a él a perderse por amor, el sentirse rechazado. Por más que intenta liberarse de ese amor inmoral que lo envilece, no lo consigue, y nosotros presenciamos las mil excusas que inventa para seguir a su lado. El libro es, por tanto, un proceso psicológico, una profundización en la mente de Emilio, en su vileza.  Aparecen otros dos personajes: Amalia, hermana de Emilio, fea, flaca, vieja, pero ávida de amor y Bally, el alter ego de Emilio, su gran amigo seductor y atractivo. Angelina se nos va descubri

"Pájaros prohibidos"

Los presos políticos uruguayos no pueden recibir dibujos de estrellas, mariposas o pájaros. La hija de uno de ellos le llevó un domingo el dibujo de un pájaro y se lo rompieron los censores. Al domingo siguiente, se presentó con un dibujo de árboles, que no le censuraron. El papá pregunta por unos círculos de colores que aparecen en las copas de los árboles: "Babo, ¿no ves que son ojos? Los ojos de los pájaros que te traje a escondidas" (Eduardo Galeano).

Juan Goytisolo, Telón de boca. El Aleph Editores.

Relato breve en 2ª y 3ª persona en el que un anciano viudo reflexiona sobre su amada esposa, que le ha dejado sumido, con su marcha, en la más terrible soledad y le ha retrotraído al pasado, a la muerte de su madre cuando él era un niño. Este hecho personal le lleva a reflexionar con amargura sobre la vida humana -la pobreza, los asesinatos que vemos a diario- porque "El libro de su vida carecía de argumento: solo hallaba fragmentos de página, piezas mal encajadas o sueltas, esbozos de una posible trama". El hombre se aparta de la vida, como antes se había apartado de los demás hombres, para evitar que cuando llegue la muerte le queden asideros a la vida, porque desde niño sabe que  la vida es "un hoyo o agujero voraz por los  que se sumía el recuerdo". Increpa a un demiurgo cruel que no se apiada de sus criaturas, aunque ha sido capaz de crear un mundo hermoso. Ese dios también increpa a los humanos: "No veo gran diferencia entre vuestros apetitos depredad
"Debería haber un hombre con un martillo detrás de la puerta de cada hombre feliz, para recordarle con sus martillazos constantes que hay personas desgraciadas  y que, por feliz que pueda ser, antes o después la vida le enseñará los dientes" (A. Chejov).