Tengo que reconocer que empecé a leer esta novela con mucha aprensión. Hace tiempo leí Algo más inesperado que la muerte y pensé que no estaba mal, pero que la vida es muy breve como para perder el tiempo con libros mediocres. Sin embargo, esta vez Elvira Lindo ha hecho algo muy distinto. Esta novela es más madura, pero sobre todo es más auténtica. La autora ha encontrado su camino, que no está en las novelas de grandes pretensiones ni ideas sesudas. Su terreno, aquel en el que ella se encuentra segura y brilla, es el mundo cotidiano, con problemas universales y un lenguaje coloquial. Se le puede criticar que no elabore el lenguaje para extraer de él todos sus jugos, que no haga un esfuerzo literario de altos vuelos, pero es que su lugar es otro, está en el lado de acá.
La novela empezó a gustarme ya muy mediada, cuando comprendí que la autora había abandonado sus altas miras por amor a su hijo, que había elegido contar su propia vida, desnudarse como pocas veces se ha desnudado un escritor, para salvar a Gabriel/Miguel. El propósito puramente literario es aquí secundario. Elvira Lindo desiste de alcanzar su gran aspiración, la de ser escritora, y es entonces cuando se revela como una escritora auténtica, con su propio estilo, como una escritora que conmueve.
Por ello, a pesar de los recelos iniciales, tengo que recomendaros este libro, que es un acto de amor como pocos, y si no decidme quién es capaz de juzgarse con tanta dureza.
Los pequeños errores -algún fallo sintáctico, alguna expresión poco cuidada...- pierden importancia frente a lo mucho que esta novela ofrece. No obstante, se admiten opiniones discrepantes.
Comentarios
Yo también leí, hace ya tiempo, "Algo más inesperado que la muerte". En este acercamiento la decepción sucedió a la expectación: me pareció una novela excesivamente promocionada para una escritura mediocre, con un hiperrealismo afectado e incluso burdo en algunos momentos; en síntesis, una novela que ni aporta ni trasciende.
Pero ante esta crítica del blog, le daré, si surgen el momento y la ocasión, una segunda oportunidad a una autora que yo ya había despojado de la condición de novelista, dejándole, eso sí, la de articulista aguda y amena.
Has conseguido, Marga, que me apetezca su lectura.
Ya os contaré