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Mostrando entradas de diciembre, 2015
Oda “Al Céfiro”. Dulce vecino de la verde selva, huésped eterno del abril florido, vital aliento de la madre Venus, céfiro blando. Si de mis ansias de amor supiste, tú que las quejas de mi voz llevaste, oye, no temas, y a mi ninfa dile, dile que muero. Filis un tiempo mi dolor sabía, Filis un tiempo mi dolor lloraba, quísome un tiempo, mas ahora temo, temo sus iras. Así lo dioses con amor paterno, así los cielos con amor benigno, nieguen al tiempo que feliz volares nieve a la tierra. Jamás el peso de la nube parda, cuando amenace la elevada cumbre, toque tus hombros, ni su mal granizo hiera tus alas. (Esteban Manuel de Villegas)
El último tren se ha parado en el último andén, y nadie salva a las rosas. Ninguna paloma se posa en una mujer de palabras. El tiempo se ha acabado. El poema no puede más que la espuma. No creas a nuestros trenes, amor, no esperes a nadie en la muchedumbre. El último tren se ha parado en el último andén, y nadie puede retornar a los narcisos rezagados en los espejos de la penumbra. ¿Dónde dejaré mi última descripción del cuerpo que en mí habita? Todo ha terminado. ¿Dónde está lo que ha terminado? ¿Dónde vaciaré el país que en mí habita? No creas a nuestros trenes, amor, las últimas palomas han volado, han volado, y el último tren se ha parado en el último andén... y no hay nadie. Mahmud Darwish, Menos rosas . Traducción de Mª Luisa Prieto. Madrid, Hiperión, 2008.

Gloria Fuertes

La mitad invisible  (Pincha) Cuando me quedo sola, ya no me quedo sola. En mis dedos anidan tus sortijas, En mis brazos, que aún tienen la forma de tu cuerpo, danza un perfume que no existe en las flores. Tus palabras se han sentado a mi lado. Con tu sortija, tu cuerpo, tu perfume y. sobre todo, con tus palabras has desterrado provisionalmente, mi fanática soledad. (Historia de Gloria)