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Mostrando entradas de mayo, 2014
Considerando en frío, imparcialmente, que el hombre es triste, tose y, sin embargo, se complace en su pecho colorado; que lo único que hace es componerse de días; que es lóbrego mamífero y se peina... Considerando que el hombre procede suavemente del trabajo y repercute jefe, suena subordinado; que el diagrama del tiempo es constante diorama en sus medallas y, a medio abrir, sus ojos estudiaron, desde lejanos tiempos, su fórmula famélica de masa... Comprendiendo sin esfuerzo que el hombre se queda, a veces, pensando, como queriendo llorar, y, sujeto a tenderse como objeto, se hace buen carpintero, suda, mata y luego canta, almuerza, se abotona... Considerando también que el hombre es en verdad un animal y, no obstante, al voltear, me da con su tristeza en la cabeza... Examinando, en fin, sus encontradas piezas, su retrete, su desesperación, al terminar su día atroz, borrándolo... Comprendiendo que él sabe que le quiero, que le odio con afecto y me es,

¿Y habrá suerte mejor que ser la ceniza, de que está hecho el olvido?

A un poeta menor de la antología ¿Dónde está la memoria de los días que fueron tuyos en la tierra, y tejieron dicha y dolor y fueron para ti el universo? El río numerable de los años los ha perdido; eres una palabra en un índice. Dieron a otros gloria interminable los dioses, inscripciones y exergos y monumentos y puntuales historiadores; de ti solo sabemos, oscuro amigo, que oíste al ruiseñor, una tarde. Entre los asfodelos de la sombra, tu vana sombra pensará que los dioses han sido avaros. Pero los días son una red de triviales miserias, ¿y habrá suerte mejor que ser la ceniza, de que está hecho el olvido? Sobre otros arrojaron los dioses la inexorable luz de la gloria, que mira las entrañas y enumera las grietas, de la gloria, que acaba por ajar la rosa que venera; contigo fueron más piadosos, hermano. En el éxtasis de un atardecer que no será una noche, oyes la voz del ruiseñor de Teócrito. (Jorge Luis Borges)

Mafalda ya es princesa

El País Artículo de El País

Nunca desayunaré en Tiffany

www.usergioarboleda.edu.co/altus/truman_capote.htm Nunca desayunaré en Tiffany ese licor fresa en ese vaso Modigliani como tu garganta                                                     nunca aunque sepa los caminos                                                llegaré a ese lugar del que nunca quiera regresar                una fotografía, quizá una sonrisa enorme como una ciudad atardecida, malva el asfalto, aire que viene del mar                                   y el barman nos sirve un ángel blanco, aunque sepa los caminos nunca encontraré esa barra infinita de Tiffany                                                  el juke-box donde late el último Modugno ad un attimo d'amore che mai piu ritornerá... y quizá todo sea mejor así, esperando porque al llegar no puedes volver a Ítaca, lejana y sola, ya no tan sola, ya paisaje que habitas y usurpas                                                             nunca, nunca quiero desayunar en Tiffany

Un poema de Antonio Colinas

"Letanía del ciego que ve" Que este celeste pan del firmamento me alimente hasta el último suspiro. Que estos campos tan fieros y tan puros me sean buenos, cada día más buenos. Que si en tiempo de estío se me encienden las manos con cardos, con ortigas, que al llegar el invierno los sienta como escarcha en mi tejado. Que cuando me parezca que he caído, porque me han derribado, sólo esté arrodillándome en mi centro. Que si alguien me golpea muy fuerte sólo sienta la brisa del pinar, el murmullo de la fuente serena. Que si la vida es un acabar, cual veleta, chirriando en lo más alto, allá arriba me calme para siempre, se disuelva mi hierro en el azul. Que si alguien, de repente, vino para arrancarme cuanto sembré y planté llorando por las nubes, me torne en nube yo, me torne en planta, que sean aún semillas mis dos ojos en los ojos sin lágrimas del perro. Que si hay enfermedad sirva para curarme, sea sólo el inicio

Un microrrelato de García Márquez

El drama del desencantado ...el drama del desencantado que se arrojó a la calle desde el décimo piso, y a medida que caía iba viendo a través de las ventanas la intimidad de sus vecinos, las pequeñas tragedias domésticas, los amores furtivos, los breves instantes de felicidad, cuyas noticias no habían llegado nunca hasta la escalera común, de modo que en el instante de reventarse contra el pavimento de la calle había cambiado por completo su concepción del mundo, y había llegado a la conclusión de que aquella vida que abandonaba para siempre por la puerta falsa valía la pena de ser vivida. (lapáginadelidiomaespañol).

Errores semánticos

bibliotecadonálvaro En muchas ocasiones, utilizamos un término que estamos convencidos de que posee un determinado significado y cuando consultamos el diccionario nos llevamos una sorpresa. El fenómeno es bastante habitual. El equívoco se va extendiendo a través de los medios de comunicación y a veces acaba convirtiéndose en norma. Veamos algunos ejemplos: -Lívido. Su primera acepción es ´amoratado`. Fueron tantos y tan eminentes los escritores que utilizaron este adjetivo con el significado de ´extremadamente pálido` que el DRAE lo admitió como segunda acepción. El problema es que en algunos contextos no podremos determinar si la persona estaba amoratada o pálida. - Adolecer . Sus tres primeras acepciones son según el DRAE:  1. tr. ant. Causar dolencia o enfermedad. 2. intr. Caer enfermo o padecer alguna enfermedad habitual. 3. intr. Tener o padecer algún defecto. Adolecer de claustrofobia.  No significa ´carecer`, que es el significado que a menudo le dan los medio