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Mostrando entradas de julio, 2011

Antonio Orejudo, Un momento de descanso

Era difícil superar Ventajas de viajar en tren. Por supuesto, Orejudo sigue siendo el mismo autor perfectamente dotado para la fabulación, pero en mi opinión esta novela, que entretiene y divierte, tiene dos defectos graves: por una parte, el autor abusa del recurso a sacar de quicio la realidad. En Ventajas, la realidad se había desquiciado, se salía de cualquier límite de la verosimilitud porque los protagonistas estaban locos, y ese hecho dotaba de sentido a unos hechos increíbles. En esta novela, vuelven a aparecer situaciones desmadradas, pero los personajes están cuerdos, más o menos desquiciados por las circunstancias pero cuerdos; por otra, la estructura en tres partes queda un poco laxa, no termina de ensamblar los relatos. La primera parte, una novela de campus, es desternillante y en ella se alcanzan los mejores momentos de la novela porque la realidad norteamericana que refleja -como todos sabemos- es absurda; la segunda parte es una novela de iniciación, en este caso,

Javier Cercas, Anatomía de un instante.

http://www.elpais.com/articulo/cultura/Cercas/Rey/hizo/cosas/23-F/deberia/haber/hecho/elpepucul/20090416elpepucul_2/Tes Anatomía de un instant e podría denominarse también "Disección de un instante" porque el término "anatomía" está tomado en la acepción cuarta del DRAE: ´ Análisis, examen minucioso de algo`. No es una novela, es un ensayo.  Sin embargo, es un relato de suspense y eso que sabemos de antemano cuál es su fin. Javier Cercas pretende analizar con detalle el momento en que Adolfo Suárez permaneció sentado en su escaño mientras Tejero y unos cuantos militares disparaban al techo del Congreso. Para examinar ese instante, el autor debe realizar la crónica del 23-F, por lo que este texto es también una crónica política y social de un episodio que pudo cambiar la historia de España. Cercas establece similitudes y contraposiciones entre aquellos políticos (Suárez-Carrillo; Carrillo-Gutiérrez Mellado) y militares (Gutiérrez Mellado-Armada; Milans del

Javier Marías, Los enamoramientos

Otra gran novela de Javier Marías que, como el resto, no es apta para lectores ansiosos y ávidos de acción. Marías se recrea en el análisis pormenorizado de los sentimientos y de los hechos, conjetura y relaciona, partiendo siempre, como en otras novelas, de la intertextualidad. Si en otros textos partía de alguna cita de Shakespeare, en este Balzac y Victor Hugo serán inspiradores en su análisis de la condición humana. Por todo ello, la lectura de sus novelas ayuda a reflexionar, a profundizar en las reflexiones, es decir, esta literatura es lo contrario de la de evasión. Podría parecer una novela detectivesca, al fin y al cabo comienza con un asesinato, hay un narrador testigo que tiene una información muy incompleta y se van conociendo las circunstancias que rodean el crimen, pero falta lo esencial para que lo sea: no hay verdadera intención de desvelar las causas del asesinato ni de castigar al culpable. Sí es, al menos en parte, un ensayo sobre el enamoramiento y también una r

Ricardo Piglia, Blanco nocturno

Blanco nocturno es una novela de detectives, aparentemente; una crónica dictada por diversos testigos -incluso aparecen notas a pie de página en los testimonios- que recuerda algo a Crónica de una muerte anunciada porque desde el principio sabemos que hay una víctima, pero desconocemos la motivación del crimen; pero, sobre todo, es un relato que refleja los intereses creados, la ausencia de escrúpulos, las mil aristas de la vida social. Al terminar la historia, quedan cabos sueltos, caben diferentes interpretaciones, aunque eso es lo de menos, porque lo importante es el lenguaje de Piglia y los ambientes que sabe crear: el pueblo asfixiante, la casa de Sofía, decadente y años 30, la atmósfera de libertad sexual, las luchas familiares... Tony Durán es el blanco nocturno, pero también lo es Yoshio, y en cierto modo Luca Belladona, y el inspector Croce, todos son víctimas de oscuros intereses. Los personajes son memorables: el inspector infalible, pero fuera de la realidad, el creado
Los chicos crecen         El chico crece. Cada diciembre, con un lápiz de mina blanda, marcan su altura en la pared, detrás de la puerta del dormitorio. Hay otra marca, mucho más alta, que señala la altura del padre. El chico se esfuerza por alcanzar esa raya negra, se ahínca en el crecer como en una tarea peligrosa y constante. Un día no necesita medirse para darse cuenta de que es más alto que sus deseos. Pero ahora el padre está viejo, el hijo ya no tiene interés en alcanzarlo y sin embargo no puede detener esa carrera absurda que se arrepiente de haber empezado, lucha por frenar y es al revés, todo va tanto más rápido (Ana María Shua).