Los presos políticos uruguayos no pueden recibir dibujos de estrellas, mariposas o pájaros. La hija de uno de ellos le llevó un domingo el dibujo de un pájaro y se lo rompieron los censores. Al domingo siguiente, se presentó con un dibujo de árboles, que no le censuraron. El papá pregunta por unos círculos de colores que aparecen en las copas de los árboles: "Babo, ¿no ves que son ojos? Los ojos de los pájaros que te traje a escondidas" (Eduardo Galeano).
Vamos a ser felices un rato, vida mía, aunque no haya motivos para serlo, y el mundo sea un globo de gas letal, y nuestra historia una cutre película de brujas y vampiros. Felices porque sí, para que luego graben en nuestra sepultura la siguiente leyenda: "Aquí yacen los huesos de una mujer y un hombre que, no se sabe cómo, lograron ser felices diez minutos seguidos." (Por fuertes y fronteras).
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