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Mostrando entradas de junio, 2010

José María Guelbenzu, No acosen al asesino. Alfaguara.

A na, que no sé qué edad tiene, me pide que le recomiende libros para el verano. Es muy difícil porque cada lector tiene sus propios gustos, pero esta novela creo que no fallará. Desde la primera secuencia del primer capítulo sabemos quién es el asesino, pero desconocemos el móvil del crimen. El narrador nos coloca de parte del asesino, de modo que la inquietud surge por el temor de que lo atrapen. Es una novela negra, pero supera las convenciones de género porque presenta un lenguaje preciso, lírico a veces, y porque también es una novela psicológica. El autor sabe además pintar el ambiente de la burguesía española veraneante en Santander con sabios toques. El motivo del crimen es el enigma que se nos va proponiendo a través del asesino. Poco a poco se va desvelando el misterioso porqué del asesinato.  El detective de las novelas policíacas es aquí una juez. Esta elección dota al relato de verosimilitud porque, como señala la propia Mariana, con la ironía que encontramos

Cormac McCarthy, The road

 Con esta  novela, Cormac McCarthy (cuyo verdadero nombre es Charles McCarthy) obtuvo en 2007 el premio Pulitzer y pasó a ser considerado uno de los mejores autores norteamericanos. De hecho, el crítico literario Harold Bloom le ha distinguido como uno de los cuatro mayores novelistas norteamericanos de su tiempo, junto a  Thomas Pynchon, Don DeLillo y Philip Roth. Pertenece a ese grupo de escritores norteamericanos que siente aversión por los medios de comunicación (como DeLillo o Salinger), por lo que apenas existen datos biográficos suyos. McCarthy es también autor de No es país para viejos , la película que protagonizó Javier Bardem. He seguido la recomendación de varios críticos cinematográficos, que, cuando se estrenó hace unos meses la película The road, aconsejaron leer primero la novela y creo que ha sido una buena idea. Aún no he visto la película, pero no me cuesta mucho imaginarla porque el libro parece en muchos sentidos un guion cinematográfico. No es una no
José Saramago in memoriam Lo que intenta el artista es dar testimonio, esa es su tarea. Testimonio de que es un ser vivo que no se resigna a morir.   (José Hierro). LA CAVERNA En La caverna , dice Saramago: "Leyendo se acaba sabiendo casi todo(...) No sirve la misma forma para todos (...) Hay quien se pasa la vida entera leyendo sin conseguir nunca ir más allá de la lectura, se quedan pegados a la página, no entienden que las palabras son solo piedras puestas atravesando la corriente de un río, si están allí es para que podamos llegar a la otra margen, la otra margen es lo que importa". Por eso cada novela de José Saramago nos hacía más lúcidos, nos anticipaba el futuro, porque él (como Julio Verne, como Ray Bradbury) sabía ver más allá de lo visible. El narrador de La caverna habla en tercera persona, en pasado y en presente al mismo tiempo. Es omnisciente, pero a la vez actúa como un observador externo que comenta los hechos con la distancia de la ironía ("A
Acabo de leer una novela que me ha recomendado y prestado Sofía , una gran lectora. Se llama Desde mi cielo (en inglés The lovely bone s) y es de la autora estadounidense Alice Sebold . Aunque la publicó en 2003 y ya se ha estrenado la película basada en esta historia, no había oído hablar de ella, por lo que ha sido un verdadero descubrimiento .  Se trata de una novela recomendada para cierto tipo de lectores: los que disfrutan con las historias sentimentales (es un poco melodramática), con las historias detectivescas (también tiene ingredientes de este género) y, sobre todo, con las novelas que analizan la psicología de los personajes. Si a esto añadimos una pequeña dosis de fenómenos paranormales , tenemos los ingredientes necesarios para hacer una novela de éxito. Sin embargo, no es simplemente un best seller como tantos porque la autora tiene voluntad de estilo ( fijaos en el uso de la metáfora, por citar uno de los rasgos más destacados). Pero la elección más acerta
METAL PESADO Igual que sucedía, siendo niños, con las mágicas gotas de mercurio, que se multiplicaban imposibles en una perturbada geometría, al romperse el termómetro, y daban a la fiebre una pátina más de irrealidad, el clima incomprensible de los relojes blandos. Algo de ese fenómeno concierne a nuestra alma. En un sentido estricto, cada cual es obra de un sinfín de multiplicaciones, de errores de la especie, de conquistas contra la oscuridad. Un individuo es en su anonimato una obra de arte, un atávico mapa del tesoro tatuado en la piel de las genealogías y que lleva hasta él mismo a sangre y fuego. No hay nada que no hayamos recibido ni nada que no demos en herencia Existe una razón para sentir orgullo en mitad de esta fiebre que no acaba. Somos custodios de un metal pesado, lujosas gotas de mercurio amante.  Carlos Marzal, "Metales Pesados" 2001
Cuántas gentes corren tras la riqueza sin tomar reposo. Toda la noche hacen sus cuentas, por el día galopan. La vida pasan en un anhelo constante,  lleno de fatigas. No saben que sobre el techo de sus  casas el cielo es azul.” (Tai Fu Ku . Siglo XIII) ¿Qué será de ti, Dios, cuando yo muera? Yo soy tu jarra: ¿cuando me haga añicos? Soy tu bebida: ¿cuando me corrompa? Yo soy tu atuendo, yo soy tu oficio, sin mí careces de sentido. después de mí no tendrás casa donde te saluden palabras tibias y cercanas. La sandalia de terciopelo que soy yo se soltará de tus pies cansados. Perderás tu gran manto. Tu mirada, que mi mejilla acoge tibiamente, como con almohadones,  vendrá y me buscará largo tiempo… y al ponerse el sol se tenderá  en el regazo de piedras extrañas. ¿Qué harás, Dios? Temo por ti. (Rainer María Rilke. El libro de horas )