Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de abril, 2013

Día del Libro

Ya se alargan las tardes, ya se deja... Ya se alargan las tardes, ya se deja despacio acompañar el sol postrero mientras él, desde el cielo de febrero, retira al río la ciudad refleja de la corriente, sin cesar pareja -más todavía tras algún remero- a mí, que errante junto al agua quiero sentirme así fugaz sin una queja, viendo la lentitud con que se pierde serenando su fin tanta hermosura, dichosa de valer cuando más arde -bajo los arreboles- hasta el verde tenaz de los abetos y se apura la retirada lenta de la tarde. (Jorge Guillén). (No tengo foto de arreboles, pero sí de verde tenaz. Se hace lo que se puede).

Tener la mosca detrás de la oreja

¿Sabías que la expresión “tener la mosca detrás de la oreja” no tiene nada que ver con el insecto? Cuando alguien está atento a algo que puede suceder y no quiere que le pille desprevenido, se suele utilizar la expresión “tener la mosca detrás de la oreja”, aunque podemos encontrar la variante (también válida) “estar con la mosca detrás de la oreja”. Muchos son los que señalan como origen de la expresión al molesto zumbido que causa una mosca cuando anda revoloteando a nuestro alrededor y activamos el estado de alerta para poder darle caza. Pero lejos de la creencia popular que vinculaba al insecto con el dicho, en realidad nada tiene que ver. La ‘mosca’ a la que se refiere la expresión es la ‘mecha’ (también llamada llave de chispa) que se  utilizaba antiguamente  para encender el arcabuz y posterior mosquete y hacerlo disparar. El soldado portador de dicha arma, también conocido como mosquetero, tras usar y apagar la mecha, se la colocaba sobre la oreja (del mismo

Bécquer, Cartas desde mi celda

No voy a descubrir a nadie que Bécquer es un gran poeta, tan grande que transformó la expresión poética, volviéndola íntima y personal, liberándola de estridencias. Como prosista conocemos muy bien sus leyendas, su maestría en la creación de ambientes. Quizá es menos conocido como periodista, pero lo más sorprendente es que su prosa fluye con el mismo estilo que su obra lírica, creando una prosa poética tan maravillosa como sus rimas. Las Cartas desde mi celda son nueve artículos periodísticos que el poeta envió desde el Monasterio de Veruela, donde intentaba recuperarse de su tuberculosis, a la redacción de "El Universal". Son tan variadas que van desde el cuadro de costumbres -un Bécquer observador y crítico que recuerda a Larra- hasta la leyenda, pasando por el estilo confidencial del diario. He seleccionado la carta que posee las más bellas descripciones que he leído en mi vida -o eso creo- y no he podido evitar reproducirlas, puesto que es imposible explicar la mag

José Luis Sampedro

Ante la noticia del fallecimiento de José Luis Sampedro, me gustaría recordar a Bruno, uno de esos personajes inmarcesibles que nos permiten explicar por qué la Literatura es  uno de los grandes pilares en los que muchos sostenemos nuestra vida. A su recuerdo le debemos luchar por un mundo mejor. "El niño, inquieto ante esta noche tan diferente, gatea por la cama hacia el viejo. Se agarra temeroso al brazo ya paralizado y se pone en pie, su carita junto a la del abuelo, esperando, esperando... De golpe, su instinto le revela el desplome del mundo, la tiniebla vacía. El aletazo de la soledad le arranca la palabra tantas veces oída: -Non-no -pronuncia nítidamente, frente a ese rostro cuyos ojos le buscan ya sin verle, pero cuyos oídos aún le oyen, anegados de júbilo. Y repite el conjuro, su llamada de cachorro perdido-. Nonno, nonno. ¡Nonno! ¡Por fin ese cántico celeste! Colores de ultramundo, lumbres de mil estrellas incendian el viejo corazón y le arrebatan a esta