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Mostrando entradas de noviembre, 2010

Ana María Matute ha obtenido el Premio Cervantes.

Parece mentira. Rosa Chacel no lo consiguió, Carmen Martín Gaite, tampoco. Al menos a Ana María Matute le ha llegado a tiempo este gran reconocimiento. ¡Cuánto les cuesta a las escritoras ser reconocidas! Vamos a recordarla con este cuento. Me gusta porque en muy pocas líneas sugiere muchas muchas cosas. "El niño al que se le murió el amigo" Una mañana se levantó y fue a buscar al amigo, al otro lado de la valla. Pero el amigo no estaba, y, cuando volvió, le dijo la madre: -El amigo se murió. -Niño, no pienses más en él y busca otros para jugar. El niño se sentó en el quicio de la puerta, con la cara entre las manos y los codos en las rodillas. «Él volverá», pensó. Porque no podía ser que allí estuviesen las canicas, el camión y la pistola de hojalata, y el reloj aquel que ya no andaba, y el amigo no viniese a buscarlos. Vino la noche, con una estrella muy grande, y el niño no quería entrar a cenar. -Entra, niño, que llega el frío -dijo la madre. Pero, en lugar

Luis Mateo Díez, La ruina del cielo.

Estas tardes otoñales me traen el recuerdo de los libros que se sitúan en territorios míticos, esos que tienen en común la terrible soledad que reflejan. La ruina del cielo es un libro difícil, sin concesiones, que recomiendo a los entusiastas de Pedro Páramo o a los lectores empedernidos de Onetti. Se subtitula "Un obituario" porque es una relación, una memoria necrológica que elabora el médico de Celama de las muertes producidas en el territorio, "convencido de que enumerar a los muertos iba a permitirme mayor libertad que contabilizar a los vivos. Siempre es más fácil compaginar la imaginación con el recuerdo y, además, nadie vuelve del pasado a pedir cuentas por la exactitud de lo narrado". Son las muertes, pero también las vidas de cientos de vecinos.  Este desfile de muertos circula al margen del tiempo, no hay ninguna precisión cronológica ("El tiempo que tanto tiene que ver con la vida y tan poco con la muerte, ya que la muerte discurre a sus espal

Monterroso, "El grillo maestro"

Allá en tiempos muy remotos, un día de los más calurosos del invierno, el Director de la Escuela entró sorpresivamente al aula en que el Grillo daba a los Grillitos su clase sobre el arte de cantar, precisamente en el momento de la exposición en que les explicaba que la voz del Grillo era la mejor y la más bella entre todas las voces, pues se producía mediante el adecuado frotamiento de las alas contra los costados, en tanto que los pájaros cantaban tan mal porque se empeñaban en hacerlo con la garganta, evidentemente el órgano del cuerpo humano menos indicado para emitir sonidos dulces y armoniosos. Al escuchar aquello, el Director, que era un Grillo muy viejo y muy sabio, asintió varias veces con la cabeza y se retiró, satisfecho de que en la Escuela todo siguiera como en sus tiempos.

Microcuento

¡Arriad el foque!, ordena el capitán. ¡Arriad el foque!, repite el segundo. ¡Orzad  a estribor!, grita el capitán. ¡Orzad a estribor!, repite el segundo. ¡Cuidado con el bauprés!, grita el capitán. ¡El bauprés!, repite el segundo. ¡Abatid el palo de mesana!, grita el capitán.  ¡El palo de mesana!, repite el segundo. Entretanto, la tormenta arrecia y los marineros corremos de un lado a otro de la cubierta, desconcertados.  Si no encontramos pronto un diccionario, nos vamos a pique sin remedio. (Ana María Shua)
"Países en desarrollo es el nombre con que los expertos designan a los países arrollados por el desarrollo ajeno". (Eduardo Galeano).

Markus Zusak, La ladrona de libros. Lumen

Es muy difícil hacer una crítica de un best seller . Si te consideras buen lector, te cuesta reconocer que te ha gustado un libro que ha fascinado a los lectores ocasionales, es un cierto aristocratismo cultural del que resulta difícil sustraerse. Yo leo algunos de estos libros que gustan a las masas, y a las masas de muchos países, que son masas al cuadrado, o al cubo, sobre todo para estar al día, pero también porque busco en los libros ante todo pasar unos momentos inolvidables. Y a veces eso se consigue con buenas historias contadas decentemente, no solo con obras maestras. La historia de La ladrona de libros no creo que pase a la Historia, no es comparable a El Quijote o a Crimen y castigo , pero permite pasar muy buenos ratos y representarse un momento histórico insistentemente tratado y sin embargo  tan lleno de matices que nunca dejará de interesarnos, la Alemania de Hitler, el holocausto. Liesel Meminger es una niña de nueve años cuando empieza el relato. Su hermano y

Italo Svevo, La conciencia de Zeno. Lumen

Puestos a releer, vamos a revisar una novela del gran Italo Svevo, pseudónimo de Ettore Schmitz (Trieste, 1861-Motta de Livenza, 1928). La Conciencia de Zeno (1923) es una referencia ineludible para comprender la evolución de la novela moderna. Se presenta, de un modo innovador y desconcertante, la historia de Zeno Cosini, un hombre de negocios torpe y tristón, adúltero y, sobre todo, empedernido adicto a la nicotina. Para dejar de fumar, su psicoanalista le recomienda que escriba sus memorias, cuyo resultado es este libro, "una gran comedia psicológica", como lo definió Eugenio Montale. Zeno va analizando cronológicamente los episodios más significativos de su vida, comenzando por el trauma de que su padre se enfrentara a él en su lecho de muerte y continuando con el rechazo de Ada, la joven de la que se había enamorado. El análisis está lleno de ironía puesto que contrastamos la visión de los hechos que tiene Zeno con la del resto de los personajes, y ello a pesar de que