Relato breve en 2ª y 3ª persona en el que un anciano viudo reflexiona sobre su amada esposa, que le ha dejado sumido, con su marcha, en la más terrible soledad y le ha retrotraído al pasado, a la muerte de su madre cuando él era un niño. Este hecho personal le lleva a reflexionar con amargura sobre la vida humana -la pobreza, los asesinatos que vemos a diario- porque "El libro de su vida carecía de argumento: solo hallaba fragmentos de página, piezas mal encajadas o sueltas, esbozos de una posible trama". El hombre se aparta de la vida, como antes se había apartado de los demás hombres, para evitar que cuando llegue la muerte le queden asideros a la vida, porque desde niño sabe que la vida es "un hoyo o agujero voraz por los que se sumía el recuerdo".
Increpa a un demiurgo cruel que no se apiada de sus criaturas, aunque ha sido capaz de crear un mundo hermoso. Ese dios también increpa a los humanos: "No veo gran diferencia entre vuestros apetitos depredadores y los que manifestabais recién salidos de la Caverna".
El hombre se recluye en la naturaleza que lo rodea, una tierra antigua entre montañas, como le ha indicado el demiurgo: "La cordillera que contemplas es el telón de boca de un teatro: álzalo y penetra en él. El mundo que se extiende al otro lado responde a tus emociones y anhelos: abrupto, salvaje, abrasado por el sol y esculpido por la conjunción de los cuatro elementos". Pero no acepta, finalmente, la invitación de morir. "La cita sería para otro día: cuando se alzara el telón de boca y se enfrentase al vértigo del vacío. Estaba, estaba todavía entre los espectadores en la platea del teatro."
Con un estilo sintético y esencial, muy bello, Goytisolo reflexiona sobre la falta de sentido de la vida, la tragedia de la mortalidad humana y la maldad, desde un fondo amargo y trágico que no da concesiones a ninguna esperanza. Un libro necesario.
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