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Mostrando entradas de junio, 2012
"El oficio de profesor solo puede ser muy activo. Si te aburres, todo se contamina; nada se propaga tanto como el aburrimiento de un adulto" (Daniel Pennac).

Jonathan Franzen, Libertad

Libertad es una novela muy norteamericana de 667 páginas que perfectamente podría prescindir de doscientas. ¿Merece la pena leer un libro tan local que hace la disección de una familia de clase media? Sí, sin duda, porque Franzen nos sitúa en nuestro tiempo, en nuestra época, nos habla de EEUU pero también del resto de la civilización occidental y, sobre todo, nos describe sentimientos universales, los que hacen felices y desgraciados a los Berglund. En mi opinión le sobra el excesivo detalle con que describe las operaciones ecologistas de Walter para preservar el hábitat de la reinita cerúlea, pero todo lo demás es necesario. La crítica considera que es la primera gran novela norteamericana del siglo XXI. Supongo que esa manía tan estadounidense de hacer listas de éxitos es la que lleva a esta consideración, a compararla con las obras de Faulkner o de Steinbeck. Puede que le quede grande la comparación. Tampoco creo que ese fuera su objetivo. Seguramente el fin era más modesto: &qu
Para Maribel. Para todos los padres. "Enseñarás a volar, pero no volarán tu vuelo. Enseñarás a soñar, pero no soñarán tu sueño. Enseñarás a vivir, pero no vivirán tu vida. Sin embargo... en cada vuelo, en cada vida, en cada sueño, perdurará siempre la huella del camino enseñado." Madre Teresa De Calcuta

Carlos Marzal, Sangre joven

Heinrich Campendonk Joven Pareja 1915 Sangre joven Quiero tu sangre joven, que es querer todo lo que la vida aún no ha podido hacerte. De lo que me alimento es de esa inútil sangre esperanzada, de cuanto sé que ignoras hasta hoy, y que más nos valdría que no supieses nunca. De esa manera, por obra de tu sangre, creo en lo que no creo, y olvido lo que sé que te ha de suceder. Quiero esa risa que aún no ha tenido tiempo de hacerse prudente, de pensarse dos veces si reír es celebrar el mundo o lamentar su estado. Envidio el que no hayas vendido ninguna alma al diablo, y que bailes con él a la luz de la luna, a veces, sin conciencia. Juego contigo, porque no sabes las reglas, ni siquiera las de tu propio juego, y mientras las aprendes soy el que ya no soy desde ya no sé cuándo. Quiero la impunidad con que te entregas a la tarea de vivir la vida, sin paz, sin horizonte, sin infierno, que son el argumento de las vidas ajenas. Viéndote hacerlo, se diría que desconozco todo lo que con
Explicación de la crisis 2. Españistán

"Vamos a ser felices", Luis Alberto de Cuenca

Vamos a ser felices un rato, vida mía, aunque no haya motivos para serlo, y el mundo sea un globo de gas letal, y nuestra historia una cutre película de brujas y vampiros. Felices porque sí, para que luego graben en nuestra sepultura la siguiente leyenda: "Aquí yacen los huesos de una mujer y un hombre que, no se sabe cómo, lograron ser felices diez minutos seguidos." (Por fuertes y fronteras).