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Mostrando entradas de noviembre, 2016
Primero fue el poema de Lorca "Pequeño vals vienés", de Poeta en Nueva York. En Viena hay diez muchachas, un hombro donde solloza la muerte y un bosque de palomas disecadas. Hay un fragmento de la mañana en el museo de la escarcha. Hay un salón con mil ventanas. ¡Ay, ay, ay, ay! Toma este vals con la boca cerrada. Este vals, este vals, este vals, de sí, de muerte y de coñac que moja su cola en el mar. Te quiero, te quiero, te quiero, con la butaca y el libro muerto, por el melancólico pasillo, en el oscuro desván del lirio, en nuestra cama de la luna y en la danza que sueña la tortuga. ¡Ay, ay, ay, ay! Toma este vals de quebrada cintura. En Viena hay cuatro espejos donde juegan tu boca y los ecos. Hay una muerte para piano que pinta de azul a los muchachos. Hay mendigos por los tejados. Hay frescas guirnaldas de llanto. ¡Ay, ay, ay, ay! Toma este vals que se muere en mis brazos. Porque te quiero, te quiero, amor mío, en el desván donde jueg

Discurso de L.Cohen en la recepción del Príncipe de Asturias

La voz de Galicia . Es conmovedor. Mirad el vídeo.

Las sin sombrero. Mujeres del 27

No dejes de ver este interesante documental ¡ Los árboles contigo! Masas de hojas verdes traspasadas de luz y mi nombre allá lejos, murmurando allá lejos a la orilla del mar por voces que no saben qué página de un libro me estalla entre los labios.     No fue para mí... No fue para mí... Ya lo suponía. Pero sé engañarme tan bien con mentiras y jugar al juego de la falsa dicha, que a veces me olvido -ya ves si soy niña- que estaba jugando a que me querías. (Ernestina de Champourcín) Se desprendió mi sangre para formar tu cuerpo... Se desprendió mi sangre para formar tu cuerpo. Se repartió mi alma para formar tu alma. y fueron nueve lunas y fue toda una angustia de días sin reposo y noches desveladas. Y fue en la hora de verte que te perdí sin verte. ¿De qué color tus ojos, tu cabello, tu sombra? Mi corazón que es cuna que en secreto te guarda, porque sabe que fuiste y te llevó en la vida, te seguirá meciendo hasta el fin de mis horas. (Concha Méndez)