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Los chicos crecen 
     El chico crece. Cada diciembre, con un lápiz de mina blanda, marcan su altura en la pared, detrás de la puerta del dormitorio. Hay otra marca, mucho más alta, que señala la altura del padre. El chico se esfuerza por alcanzar esa raya negra, se ahínca en el crecer como en una tarea peligrosa y constante. Un día no necesita medirse para darse cuenta de que es más alto que sus deseos. Pero ahora el padre está viejo, el hijo ya no tiene interés en alcanzarlo y sin embargo no puede detener esa carrera absurda que se arrepiente de haber empezado, lucha por frenar y es al revés, todo va tanto más rápido (Ana María Shua).

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