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Antonio Orejudo, Un momento de descanso

Era difícil superar Ventajas de viajar en tren. Por supuesto, Orejudo sigue siendo el mismo autor perfectamente dotado para la fabulación, pero en mi opinión esta novela, que entretiene y divierte, tiene dos defectos graves: por una parte, el autor abusa del recurso a sacar de quicio la realidad. En Ventajas, la realidad se había desquiciado, se salía de cualquier límite de la verosimilitud porque los protagonistas estaban locos, y ese hecho dotaba de sentido a unos hechos increíbles. En esta novela, vuelven a aparecer situaciones desmadradas, pero los personajes están cuerdos, más o menos desquiciados por las circunstancias pero cuerdos; por otra, la estructura en tres partes queda un poco laxa, no termina de ensamblar los relatos. La primera parte, una novela de campus, es desternillante y en ella se alcanzan los mejores momentos de la novela porque la realidad norteamericana que refleja -como todos sabemos- es absurda; la segunda parte es una novela de iniciación, en este caso, narra cómo se hizo escritor, pero las situaciones absurdas son demasiado delirantes para tomar en serio la novela. Y ya la tercera parte, una novela de misterio, tiene algún momento aprovechable -la persecución de Raquel Medina-, también delirante pero al menos el autor lo utiliza para hacer una crítica destructiva de la universidad española. Yo creo que todo es cuestión de dosis. A Antonio Orejudo se le va la mano en las cantidades. Lo que podría ser una crítica mordaz, al final se convierte en una sucesión de situaciones absurdas que ridiculizan a una universidad tan denigrante que no parece real, aunque es verdad que, tras la lectura, queda un regusto amargo de impotencia. Recuerda un poco a Tom Sharpe. 
¿Lo recomiendo? Sí, es una lectura adecuada para el verano, para la playa, no requiere gran capacidad de concentración y en algunos momentos es hilarante -mejor obviar el humor grueso del final. Lástima que no haya aprovechado un tema tan sustancioso para hacer una gran novela. No obstante, seguiré leyendo sus obras porque sigo creyendo que este autor promete.

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