Anatomía de un instante podría denominarse también "Disección de un instante" porque el término "anatomía" está tomado en la acepción cuarta del DRAE: ´Análisis, examen minucioso de algo`. No es una novela, es un ensayo. Sin embargo, es un relato de suspense y eso que sabemos de antemano cuál es su fin. Javier Cercas pretende analizar con detalle el momento en que Adolfo Suárez permaneció sentado en su escaño mientras Tejero y unos cuantos militares disparaban al techo del Congreso. Para examinar ese instante, el autor debe realizar la crónica del 23-F, por lo que este texto es también una crónica política y social de un episodio que pudo cambiar la historia de España.
Cercas establece similitudes y contraposiciones entre aquellos políticos (Suárez-Carrillo; Carrillo-Gutiérrez Mellado) y militares (Gutiérrez Mellado-Armada; Milans del Bosch-Armada-Tejero) que mantenían tensos los hilos del poder en 1981, hallando interesantes coincidencias, pero para ello se remonta a los últimos años de la dictadura y a los primeros de la transición.
Se percibe en los comentarios del autor una dura tarea de documentación, lo que le permite hacer unos retratos poderosos y certeros de las fuerzas vivas del momento. Y también de la situación -la placenta lo llama él- que alimentó el golpe. Su conclusión es que la crisis económica, los continuos atentados de ETA y algunas decisiones políticas que habían sido mal asimiladas por los militares -como la legalización del partido comunista- crearon una atmósfera favorable a un golpe militar o, al menos, a una operación quirúrgica que expulsara a Suárez del poder -ineficiente ya como presidente del Gobierno- e instalara a un gobierno de coalición presidido por un militar. Incluso los políticos de los distintos partidos y el rey veían favorablemente esta cirugía, lo que fue aprovechado por unos cuantos militares descontentos para intentar hacerse con el poder. El fracaso del golpe tuvo múltiples causas, pero la principal, según Cercas, fue que los tres militares responsables no se pusieron de acuerdo en qué golpe querían dar, porque cada uno tenía en su cabeza una idea de golpe.
El retrato de Santiago Carrillo es bastante detallado, también el de Gutiérrez Mellado, los otros dos políticos que permanecieron en sus asientos tras el golpe, pero destaca la etopeya de Suárez, necesaria para explicar su impasibilidad ante el terror sembrado por los golpistas. También tenemos una visión completa del rey, y de la clase política, en general. Destacaría precisamente la similitud de aquel momento histórico con el actual puesto que también ahora estamos viviendo una crisis económica importante y también ahora los políticos anteponen sus intereses al interés de Estado.
Por tanto, si queréis entender mejor un episodio tan fundamental en nuestra historia e intentar que no repitamos los errores del pasado, este libro es imprescindible.
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