Porque algunas falsas "esperanzas" nos sacan de nuestra querida rutina y nos obligan a defender lo que era nuestro. Tristeza, escarabajo de siete patas rotas, huevo de telaraña, rata descalabrada, esqueleto de perra: Aquí no entras. No pasa. Ándate. Vuelve al sur con tu paraguas, vuelve al norte con tus dientes de culebra. Aquí vive un poeta. La tristeza no puede entrar por estas puertas. Por las ventanas entra el aire del mundo, las rojas rosas nuevas, las banderas bordadas del pueblo y su victoria. No puedes. Aquí no entras. Sacude tus alas de murciélago, yo pisaré las plumas que caen de tu mano, yo barreré los trozos de tu cadáver hacia las cuatro puntas del viento, yo te torceré el cuello, te coseré los ojos, cortaré tu mortaja y enterraré, tristeza, tus huesos roedores bajo la primavera de un manzano. Cuando yo muera quiero tus manos en mis ojos: quiero la luz y el trigo de tus manos amadas pasar una vez más sobre mí su frescura...