Se me escapa la vida a manos llenas.
Los días van pasando uno
a uno
de puntillas
ante mí.
Y a veces se deslizan
de repente
por el sumidero del tiempo
mientras voy dejando todo por hacer.
Enredada en la rutina,
entre sus garras,
en el deber-compromiso.obligación,
dejo sin hacer los sentimientos
como si fuera inmortal,
como si no fuera todo a destruirse en un segundo.
La experiencia no sirve.
La muerte se lleva siempre,
en un día igual que otro,
la pequeña alegría.
Lo he vivido.
Lo volveré a vivir.
Y volverá a encontrarme
prendida por el pelo a la rutina,
pensando en naderías,
jugando con el tiempo al escondite.
Los deberes sin hacer. Vacías las manos.
Las palabras no dichas,
los abrazos tirados sin estrenar.
La vida, que es sola una,
y breve,
desperdiciada, malgastada,
pasará en un segundo por mis ojos
mientras muero de arrepentimiento
y las cuencas de los ojos
se llenan de un líquido amargo
que sabe a soledad.
(María de Líbar)
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