El 13 de agosto se celebra el Día Internacional del Zurdo. Si eres zurdo, como Aristóteles, Miguel ángel, Benjamín Franklin u Obama, felicidades por encontrarte entre ese 10% de la población mundial. Los zurdos somos unos supervivientes, capaces de sobreponernos a las dificultades que presenta un mundo pensado para diestros, pero eso nos hace más fuertes. Enhorabuena especialmente a los zurdos que escriben en árabe porque no tienen que ladear el folio para escribir ni se manchan con la tinta mientras emborronan el papel. Los demás hacemos lo que podemos. A los que creen que tenemos una esperanza de vida menor -algún "amigo" me lo ha comentado- he de decirles que hace años se dio una noticia que partía de datos erróneos, pero fue desmentida. Los que nos compadecen por tener el cambio de marchas del automóvil a la derecha que dejen de sufrir: no nos cuesta ningún trabajo acostumbrarnos a utilizarlo así. Y, por favor, que no nos miren como a la mujer barbuda de la feria ni digan: ¡qué gracioso! o ¡qué raro escribes!, que estamos hartos de soportar comentarios estúpidos. Las minorías... ya se sabe.
Vamos a ser felices un rato, vida mía, aunque no haya motivos para serlo, y el mundo sea un globo de gas letal, y nuestra historia una cutre película de brujas y vampiros. Felices porque sí, para que luego graben en nuestra sepultura la siguiente leyenda: "Aquí yacen los huesos de una mujer y un hombre que, no se sabe cómo, lograron ser felices diez minutos seguidos." (Por fuertes y fronteras).
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