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Miguel Mena, Alerta Bécquer


He comentado otras veces que, en mi opinión, no hay literatura para jóvenes y literatura para adultos, como no hay libros para hombres y libros para mujeres. Un lector adulto puede disfrutar leyendo una novela de Alfredo Gómez Cerdá o de Ana Alcolea -en este mismo blog hemos hablado de algunas de sus obras- del mismo modo que cualquier joven se dejará absorber por el universo de la Metamorfosis de Kafka. Por eso, Alerta Bécquer, novela en principio juvenil porque la protagonizan jóvenes, podrá gustar a cualquier lector que disfrute con las persecuciones, el misterio y el amor. 
En la novela se utilizan las dos acepciones más comunes de "romanticismo". Por un lado, el protagonista es un enamorado sentimental y soñador, capaz de profanar una tumba por amor. Por otro, el personaje cuyos huesos pretende cambiar de sitio es el escritor por excelencia del Romanticismo español: Gustavo Adolfo Bécquer. 
Mena nos habla de Bécquer a través de las aventuras de sus personajes. El amor de Eduardo por Dafne es tan grande, está tan enajenado que no duda en hacer el mayor gesto romántico que se le ocurre para demostrarle a su chica que la ama. Su amigo Óscar, que no está enamorado, no entiende la actitud de Eduardo, ve el enamoramiento desde fuera con total perplejidad, pero decide acompañarlo en su locura para evitar males mayores. 
La aventura, que en principio no revestía gran dificultad, puesto que se trataba de trasladar los huesos del poeta desde Sevilla hasta Trasmoz, cerca del monasterio de Veruela, desde donde Bécquer enviaba sus artículos, sus "Cartas desde mi celda" al Universal de Madrid, se complica porque se les ocurre depositar momentáneamente los restos del escritor en la furgoneta que el padre de Óscar utiliza para vender productos de broma de feria en feria. Así, estos huesos rodantes nos permitirán conocer ferias de España, como la de Cuenca o la de Teruel. Al final, parece que el propio Bécquer dirige su viaje, con el mismo misterio que invade sus leyendas. 
El argumento parte de un hecho real. Ya comentamos en el artículo dedicado a Cartas desde mi celda que, en la carta III, Bécquer reflexiona sobre cómo le gustaría ser enterrado. En ese artículo tan poético, tan hermoso, rechaza ser recluido en un nicho y señala su preferencia por la tierra del cementerio de Trasmoz, donde se hallaría bajo las flores. De esa forma, esta novela nos lleva a conocer una de las obras más perfectas de Bécquer. Además, las continuas citas de sus poemas, en un alarde de metaliteratura, pueden ayudar a descubrir a este poeta, si es que hay alguien que no lo conozca. 
Además de la aventura, la persecución policial, el misterio, la novela cuenta con un ingrediente fundamental: el humor. El detective encargado de resolver el caso y su mujer provocan escenas hilarantes llevando al absurdo las deducciones. Hay también una parodia de los programas televisivos de misterios de ultratumba, cuyos periodistas salen escaldados. Todo ello es coherente con el espíritu del Romanticismo, con las características de este movimiento literario. 
Al final, vemos que la novela presenta una estructura circular pues todo puede volver a suceder: se ha iniciado otra historia de amor romántico.
Muchas gracias a Marta por recomendármela, además de pasar un buen rato, creo que me dará mucho juego la próxima vez que tenga que explicar qué es el Romanticismo.

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