Con veinticuatro años escribió Iréne Némirovsky este breve relato, que posee la misma fuerza de todos sus escritos y una agilidad rítmica idéntica. Ismael, el niño de los bajos fondos que, llevado por su sensibilidad y sus dotes naturales, se descubre poeta, es utilizado por una mujer rica y caprichosa, la "princesa", que provoca un cambio brutal en su vida. No puedo contar más. Sí puedo señalar que es una reflexión con conclusiones terribles sobre la corrupción por dinero, sobre el egoísmo del ser humano, sobre el abandono a que podemos llegar cuando no se nos valora por ser nosotros mismos. Reconoceremos en este niño a muchos personajes famosos que dejaron de serlo. Némirovsky aborda siempre los mismos temas y es tal su obsesión por la soledad y la muerte, pese a que los personajes son tan apasionados, están tan llenos de vida, que parece presentir su propio destino. Su lectura es imprescindible.
elpais.com He leído Aguirre el Magnífico porque pertenece a un subgénero que cada vez me gusta más, la biografía novelada. Y no me ha decepcionado. Vicent cumple con creces pues da cuenta de la novelesca vida de este personaje salido de los espejos deformantes del callejón del gato, según asegura el propio autor. No es que Vicent haga una descripción grotesca del personaje, es que los materiales que la historia de España más reciente y que el propio Aguirre proporcionan son en sí, al menos, pintorescos. Por lo demás, no creo que Vicent traicione a su amigo biografiado, aunque, eso sí, se cumple lo que le dijo el Rey en la recepción del comienzo de la obra, cuando Aguirre le presentó a Vicent como su “futuro biógrafo”: "Coño, Jesús, pues como lo cuentes todo, vas aviado". No sé si cuenta todo, pero hay suficientes anécdotas, muestras de su aguda inteligencia, comentarios irónicos y malvados, puros cotilleos que permiten un acercamiento a la personalidad de este ser t...
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