Esta novela de Isaac Rosa ensambla la teoría con la práctica. Por un lado es un verdadero ensayo sobre el miedo; por otro, es un perfecto relato de terror. Lo mejor es que no tiene que recurrir a extraterrestres ni a almas en pena para crear una tensión extrema sino simplemente reflejar una situación normal que vive una familia corriente. Y eso es lo que infunde el verdadero pánico: cualquiera de nosotros podría verse envuelto en una espiral como esta.
La novela tiene un comienzo magistral que en ningún momento baja su nivel porque la prosa de Isaac Rosa envuelve, atrapa, no decae. La trama, que no quiero desvelar para que el primer capítulo no pierda eficacia, en manos de otro escritor habría resultado escasa, pobre, pero Rosa sabe crear un ambiente cada vez más claustrofóbico que nos va llevando hacia un inevitable final, puesto que no hay otra salida. Si habéis visto la película Crash, la reacción de Carlos os recordará a uno de los personajes, el joven policía sensible y humano al que la sociedad ha enseñado a desconfiar. En definitiva, buena narrativa y un tema muy interesante por lo cercano y por lo mucho que profundiza el autor en él. En algún momento también me ha recordado la sutil ironía y la prosa acumulativa de Martín-Santos, recursos muy adecuados para el análisis detallado.
Y lo mejor... el final, inquietante, verdaderamente terrorífico.
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