En este soneto, Rafael Alberti evoca la figura grácil de una patinadora en un ambiente gélido o lunar.
“Rosa fría, patinadora de la luna” (Marinero en tierra).
Ha nevado en la luna, Rosa-fría;
los abetos patinan por el yelo.
Tu bufanda, rizada, sube al cielo,
como un adiós que el aire claro estría.
¡Adiós, patinadora, novia mía!
De vellorí tu falda, da un revuelo
de campana de lino, en el pañuelo
tirante y nieve de la nevería.
Un silencio escarchado te rodea,
destejido en la luz de sus fanales,
mientras vas el cristal resquebrajando...
¡Adiós, patinadora!
El sol albea
las heladas terrazas siderales,
tras de ti, Malva-luna, patinando.
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