Ir al contenido principal

Quim Monzó, El porqué de las cosas

En estos cuentos breves no sé si Monzó llega a explicar el porqué de las cosas, pero sí presenta situaciones cotidianas de la sociedad actual, especialmente de las relaciones en pareja, con un lenguaje coloquial muy real y cercano, a veces descarnado y esa exhibición nos aporta otra forma de ver las cosas. Esas situaciones tomadas de la realidad a veces se vuelven excéntricas, extravagantes, inverosímiles, para mostrar que son poliédricas. En este sentido, destacan las narraciones que parten de cuentos clásicos, como Blancanieves o  Cenicienta, para darles otra vuelta de tuerca, una solución inesperada, más acorde con los tiempos que corren.
La visión de Monzó es desencantada en ocasiones y siempre irónica. El amor, si existe, es destruido por la rutina y la incomunicación; las relaciones siempre son falsas y están asentadas sobre la infidelidad; tenemos miedo al amor porque hace sufrir; las ilusiones humanas acaban por frustrarse cuando las tenemos a nuestro alcance.
Destacaría "El sapo", "La fisonomía", "El juramento hipocrático" y, sobre todo, "La admiración", aunque todos tienen en común que nos hacen reflexionar sobre nuestra forma de vida. Algunos, como "La micología", tienen un toque mítico. 
Puede ser una buena manera de acercarse a un género lleno de posibilidades de la mano de un buen cuentista.

Comentarios

Entradas populares de este blog

"Vamos a ser felices", Luis Alberto de Cuenca

Vamos a ser felices un rato, vida mía, aunque no haya motivos para serlo, y el mundo sea un globo de gas letal, y nuestra historia una cutre película de brujas y vampiros. Felices porque sí, para que luego graben en nuestra sepultura la siguiente leyenda: "Aquí yacen los huesos de una mujer y un hombre que, no se sabe cómo, lograron ser felices diez minutos seguidos." (Por fuertes y fronteras).

Mario Vargas Llosa, La civilización del espectáculo

Se plantea Vargas Llosa en este ensayo el cambio semántico que se ha producido en la palabra "cultura" en los últimos años. Cuando él era adolescente, se tenía la idea de que la cultura, la alta cultura, solo podían alcanzarla unos pocos, la elite de la sociedad. Luego se generalizó la necesidad de democratizarla, lo que empobreció la cultura con mayúsculas haciéndola cada día más insustancial, más banal, más "light", lo que para él es sinónimo de "idiota". La facilidad y la superficialidad favorecen llegar a más gente. El consumidor de esta cultura se siente culto, moderno, parece estar a la vanguardia. Dentro de una tendencia general de la sociedad a cosificar al individuo entregándolo al consumo de objetos, la cultura se ha convertido en un objeto más. Su objetivo principal es facilitar la evasión; su característica principal es la evanescencia. "No aburrirse, evitar lo que perturba, preocupa o angustia, pasó a ser, para sectores sociales cada