Aquí estoy perdiendo el tiempo mientras gentes como yo son arrastradas desde sus camas porque la oscuridad protege a los verdugos. La oscuridad como metáfora. La oscuridad en sentido literal. Quizá podría hacer algo, pero, ¿a quién le importa? Aquí la noche es suave, el monótono sonido de una fuente del todoauneuro niega la realidad. A lo lejos circulan los coches de las doce. En las casas berrean los televisores y el soniquete machacón de las videoconsolas. Cada mochuelo, en su olivo. Nadie piensa en los demás. Es posible que aquí cerca el peligro aceche a alguien. Tal vez tenga suerte: el testigo lo ayudará. Probablemente tendrá malas cartas y no sabrá jugarlas, el testigo elegirá grabarlo y mañana, desolados, veremos otra muerte. Los periodistas tendrán un mal día, los dueños de los medios, como siempre, ganarán. Los demás constataremos, una vez más, que el problema no es nuestro, que aquí la noche es suave en este agosto lento de ...
Deshaced ese verso, Quitadle los caireles de la rima, el metro, la cadencia y hasta la idea misma. Aventad las palabras, y si después queda algo todavía, eso será la poesía. (León Felipe)