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A favor de los ambidextros



Cartas eruditas y curiosas / Tomo primero
Carta XXXIX

(...) ¿Esto llama Vmd. vicio? Yo lo llamo habilidad, y ventaja. Pero todo el mundo siente lo mismo que Vmd. o por lo menos, ese es el dictamen común. No lo niego; pero negaré constantemente, que ese dictamen sea fundado en razón. Y tan lejos estoy de aprobar el cuidado de los Padres en quitar a los Niños el uso igual de ambas manos, que en mi sentir debieran ponerle en que se habituasen a él.

La utilidad en esta parte de la educación es grande, y visible. A cada paso ocurren operaciones manuales, que por razón de la respectiva positura de la materia, en que se ha de obrar, no se pueden ejecutar, o se ejecutarían mal con la diestra, y muy cómodamente con la siniestra. Así, en muchos oficios mecánicos los Artífices habitúan una, y otra mano, sin lo cual serían casi enteramente inútiles para su ministerio. El Martillo, la Hacha, el Cincel, la Sierra, el Escoplo, &c. en muchas circunstancias no tienen uso, sino dándoles impulso con la mano izquierda.

Fuera de esto, sucediendo muchas veces que la diestra está impedida para su uso, por golpe, herida, tumor, reumatismo, u otro afecto, ¿no es importantísimo tener entonces dócil la siniestra para suplirla? (...)

Es, pues, hijo de una preocupación mal fundada el estudio que se pone en habituar a los Niños al uso privativo de la mano derecha, en todas aquellas cosas que se ejecutan con una mano sola. Piérdense en ello utilidades muy considerables, como ya he probado, y sobre esto se procede contra el destino de la naturaleza; la cual, formando la mano izquierda con perfecta semejanza a la derecha, nos manifiesta bastantemente, que con igualdad la ordena al mismo uso.

 No ignoro, que Aristóteles dejó escrito, que la diestra naturalmente es más fuerte, que la siniestra: Dextra namque manus validior est laeva, natura. Pero Aristóteles sin duda se engañó, juzgando natural el exceso de fuerza, que la diestra adquiere con el ejercicio. (...)

Pero aun en caso que el brazo izquierdo fuese naturalmente menos fuerte que el diestro; ¿por qué se ha de dejar ociosa esa fuerza, aunque menor en muchos casos, en que puede servir, supliendo la de su compañero, impedido por algún accidente? Así resuelvo, que generalmente sería convenientísimo hacer a los Niños ejercitar igualmente uno, y otro brazo, para hacerlos a todos Ambidextros. (...)

Miro como inconveniente habituarse a dar el principal uso a la mano izquierda; pero inconveniente, que pende únicamente de la preocupación de los hombres. No hay realmente en ello torpeza alguna; pero basta que comúnmente se tenga por defecto lo que llamamos ser zurdo, para que se procure evitar; mayormente cuando en algunos pasa este error a superstición, tomándole, o ya por mal agüero, o ya por indicante de un ánimo torcido. Soy de Vmd. &c. (Padre Feijoo). (El uso de la negrita es mío).

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