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Kenzaburu Oé, Arrancad las semillas, fusilad a los niños.

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La primera novela del escritor japonés Kenzaburu Oé está situada en un pueblo perdido de la montaña adonde son conducidos quince niños evacuados durante la Segunda Guerra Mundial. El ambiente bélico puede justificar la violencia extrema que aflora desde el comienzo y que irá en aumento. Los niños, abandonados en la aldea a causa de una epidemia, tienen que reconstruir su mundo sin la presencia de los adultos y, a diferencia de El   señor de las moscas, consiguen crear una sociedad feliz y bastante solidaria... que los adultos destrozan. Si la novela de Golding es violenta, brutal, esta de Oé la supera y añade un desencanto, una falta de esperanza difícil de igualar. Estos campesinos crueles pueden ser símbolo de lo que somos capaces de hacer los seres humanos cuando el miedo, la ignorancia y el egoísmo se apoderan de nosotros.
Destaca el contraste entre los hechos que se narran y el lenguaje poético, tierno muchas veces; entre la suciedad que impregna todo y los bellos sentimientos que nacen de los niños. Como siempre, los escritores japoneses son únicos en la descripción tremendista, naturalista, por lo que crean imágenes difíciles de olvidar.

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