Blanco nocturno es una novela de detectives, aparentemente; una crónica dictada por diversos testigos -incluso aparecen notas a pie de página en los testimonios- que recuerda algo a Crónica de una muerte anunciada porque desde el principio sabemos que hay una víctima, pero desconocemos la motivación del crimen; pero, sobre todo, es un relato que refleja los intereses creados, la ausencia de escrúpulos, las mil aristas de la vida social. Al terminar la historia, quedan cabos sueltos, caben diferentes interpretaciones, aunque eso es lo de menos, porque lo importante es el lenguaje de Piglia y los ambientes que sabe crear: el pueblo asfixiante, la casa de Sofía, decadente y años 30, la atmósfera de libertad sexual, las luchas familiares... Tony Durán es el blanco nocturno, pero también lo es Yoshio, y en cierto modo Luca Belladona, y el inspector Croce, todos son víctimas de oscuros intereses.
Los personajes son memorables: el inspector infalible, pero fuera de la realidad, el creador fantasioso cuya obra está hecha "con la materia de sus sueños", las jóvenes gemelas desinhibidas que tienen "idéntica hasta la letra".
Destacaría también las voces de la novela: varios personajes, un narrador omnisciente, un narrador deficiente -Renzi, personaje de otras obras de Piglia- diálogo... múltiples fuentes para que el lector llegue a la verdad, si es que existe una incuestionable verdad.
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