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Mostrando entradas de 2017
Sgeun un etsduio de una uivenrsdiad ignlsea, no ipmotra el odren en el que las ltears etsan ersciats, la uicna csoa ipormtnate es que la pmrirea y la utlima ltera esetn ecsritas en la psiocion cocrrtea.  El rsteo peuden etsar ttaolmntee mal y aun pordas lerelo sin pobrleams.  Etso es pquore no lemeos cada ltera por si msima, snio la paalbra en un tdoo.

Concisión

El pescadero rotuló sobre la entrada de su tienda: "AQUÍ SE VENDE PESCADO FRESCO". Pasó un vecino y le dijo: "Es obvio que es 'aquí', no hace falta escribirlo". Y borró el AQUÍ. Pasó otro vecino y le dijo: "Es innecesario escribir 'se vende', ¿o acaso regala usted el pescado?". Y borró el SE VENDE. Y sólo quedó PESCADO FRESCO. Sí. Y pasó otro vecino y dijo: "¿Acaso cree que alguien piensa que vende pescado podrido, que escribe 'fresco'...?". Y borró FRESCO. Ya sólo figuraba PESCADO. Así fue... hasta que otro vecino pasó y le dijo al pescadero: "¿Por qué escribe 'pescado'? ¿Acaso alguien dudaría de que se vende otra cosa que pescado, con el olor que sale de aquí?". Así que el pescadero quitó las palabras que escribió sobre la entrada de su tienda... (Eduardo Galeano).

Hipocorísticos

Se denominan así los apodos cariñosos, habitualmente de origen familiar, formados mediante alteraciones de los nombres originales, tales como Paco, Charo o Lola, incluso a partir de la pronunciación errónea de los niños que están aprendiendo a hablar. La palabra llegó al español por vía culta, procedente del griego hypokoristikós 'acariciante', derivada de hypokorizomai 'hablar como los niños pequeños'. En la composición de este último término está contenida la palabra griega koré 'niña'. Esta voz está registrada en castellano por lo menos desde 1867, pero apareció por primera vez en el Diccionario de la Academia en la edición de 1927. (La página del idioma español).

¿Imprimido o impreso?

Imprimir. ‘Marcar sobre papel u otra materia [un texto, un dibujo, etc.] por medios mecánicos o electrónicos’ y ‘dar a alguien o algo [un determinado carácter, estilo, etc.]’. Tiene dos participios: el regular imprimido y el irregular impreso. Aunque existe hoy una clara tendencia, más acusada en América que en España, a preferir el uso de la forma irregular impreso, ambos participios pueden utilizarse indistintamente en la formación de los tiempos compuestos y de la pasiva perifrástica: «Habían impreso en su lugar billetes de a cien» (GaMárquez Amor [Col. 1985]); «La obra [...] circulaba dos años después de haber sido impresa en una ciudad protestante» (Trabulse Orígenes [Méx. 1994]); «En total se han imprimido 35 000 carteles» (Mundo [Esp.] 11.11.96); «Esta obra ha sido imprimida por La Torre de Papel» (Prensa [Nic.] 21.10.97). En función adjetiva se prefiere en todo el ámbito hispánico la forma irregular impreso: «Contempló una vez más la imagen impresa en la tarjeta postal» (Mart

Los restos del día, de Kazuo Ishiguro (edición de Anagrama)

Con la contención y las medias palabras propias de un inglés típico (que quizá puede ser también la austeridad sentimental de un japonés corriente, teniendo en cuenta la ascendencia de Ishiguro), mister Stevens, al servicio de Darlington Hall, una importante mansión, reflexiona sobre la condición de mayordomo mientras disfruta de unos días de vacaciones que va a aprovechar para visitar a su antigua compañera de trabajo, el ama de llaves miss Kenton con la excusa de recuperar sus servicios.  Nos encontramos en 1956. El mundo que Stevens ha conocido, con todo el boato de las grandes mansiones, ha desaparecido. Lord Darlington ha fallecido. La casa y el propio mayordomo han sido adquiridos por un adinerado norteamericano que busca una genuina mansión inglesa y un criado a la antigua usanza. A través de sus recuerdos, muchas veces aparentemente anodinos, Stevens transmite su cosmovisión: el sentido de la responsabilidad que su padre le transmitió le ha llevado a permanecer fiel a su se

De corazón y alma. Correspondencia entre Carmen Laforet y Elena Fortún (1947-1952)

La amistad de Elena Fortún y Carmen Laforet es un pequeño milagro -aunque comienzan a escribirse en 1947, Carmen hablaba en su interior con la autora de Celia desde los siete años- que llega a su última fase con la publicación de este epistolario. Como señala Cristina Cerezales Laforet al comienzo del libro, encontrar las cartas que su madre le había enviado a Elena Fortún fue totalmente azaroso, un hecho totalmente inesperado, tras una infructuosa búsqueda. Así pudo completarse este epistolario que no solo habla de las dos escritoras sino también de la época que les tocó vivir, unos duros momentos de la historia de España que cercenaron los anhelos de Elena y la libertad de Carmen, aunque ellas intentaran convertir ese sufrimiento en camino de pureza.  Encarnación Aragoneses, Elena Fortún, aparece en estas cartas como un ser inteligente, profundo y generoso capaz de convertir las percepciones más sutiles en palabras sencillas, con la misma facilidad con la que disecciona toda una

Luis Landero, La vida negociable

La última novela de Luis Landero es un relato oral narrado en primera persona por un antihéroe, Hugo Bayo, que debe mucho a la novela picaresca. Este pícaro moderno tiene unos orígenes deshonrosos -su madre le es infiel a su padre y este estafa para mantener el nivel de vida de la esposa- que sus propios progenitores le confiesan, lo que provoca la pérdida de la inocencia. Al dejar en sus manos un arma tan poderosa como el secreto, despiertan sus instintos más adyectos, lo envilecen ("Tenía la vaga intuición de que algo esencial estaba ocurriendo en mi vida, y de que justo esa tarde había empezado a decirle adiós a los últimos vestigios de mi niñez. Y quién sabe si ahora empezarían a salir a la luz las grandes cualidades secretas que había dentro de mí", p. 33). Como en la novela picaresca, tenemos solo el punto de vista del pícaro, pero entrevemos la verdadera realidad (Hugo podría haber rechazado la indignidad, Marcos ¿salió indemne de la agresión?). Los episodios por los

Luis Landero, El balcón en invierno

Cuando me eligió esta novela en la librería, no sabía muy bien lo que tenía entre manos. Sabía que era la obra de un gran escritor, colega además, y, sobre todo, me impulsó a comprarla la portada, esa imagen de la abuela y el nieto que tanto se parece a las fotografías más antiguas que guardo en casa. No sabía que leería dos veces seguidas el relato, como buscando saciar una sed infinita, como apurando la copa, temiendo haberme dejado algo olvidado, como intentando fijar las palabras, no las imágenes, que esas ya me habían quedado impresas la primera vez.  Esta novela, esta "deshilvanada y verdadera historia de recuerdos" es autobiográfica y a la vez universal porque Landero comparte su remordimiento "una pesada culpa que cargaré para los restos" (p.39), que es un sentimiento de todos; pero también es local y de nuestra historia reciente, de un tiempo ya desaparecido y a vez muy cercano: "En efecto, las cosas han cambiado tanto desde mi infancia que a veces

Pretender no es fingir

Pretender es aspirar a, no fingir o simular El verbo pretender significa ‘aspirar a algo’ y no ‘fingir’, ‘simular’ o ‘aparentar’, como el inglés to pretend. Empieza a ser habitual encontrar en los medios de comunicación ejemplos como los siguientes: «Pretender que tu vida es perfecta, aunque las cosas no vayan bien», «Una de las estafadoras pretendió haber resultado herida en la explosión» o «Modelo que ha tenido que pretender que acaba de dar a luz». El Diccionario académico define el verbo pretender como ‘querer ser o conseguir algo’. Por otro lado, el Diccionario de uso del español de María Moliner matiza y señala que significa ‘aspirar a hacer o que se haga cierta cosa y trabajar o esforzarse para conseguirlo; particularmente, una cosa no fácil o que el que habla considera exagerada o inadmisible’: «Pretende que le pague el viaje». En cambio, el verbo inglés to pretend tiene, según el Diccionario de Cambridge, el significado de ‘fingir, simular o hacer como si’.

Premio Cervantes 2016 - Eduardo Mendoza · 20/04/2017

¿Una España mediocre?

El triunfo de los mediocres “Quienes me conocen saben de mis credos e idearios. Por encima de éstos, creo que ha llegado la hora de ser sincero. Es, de todo punto, necesario hacer un profundo y sincero ejercicio de autocrítica, tomando, sin que sirva de precedente, la seriedad por bandera. Asumir que nuestros problemas no se terminarán cambiando a un partido por otro, con otra batería de medidas urgentes, con una huelga general, o echándonos a la calle para protestar los unos contra los otros. Quizá ha llegado la hora de aceptar que nuestra crisis es más que económica, va más allá de estos o aquellos políticos, de la codicia de los banqueros o la prima de riesgo.  Reconocer que el principal problema de España no es Grecia, el euro o la señora Merkel. Admitir, para tratar de corregirlo, que nos hemos convertido en un país mediocre. Ningún país alcanza semejante condición de la noche a la mañana. Tampoco en tres o cuatro años. Es el resultado de una cadena que comie
Ubi sunt? ¿Dónde resuenan el miedo  y el dolor? ¿Adónde han ido las voces sepultadas de los vivos, los parques arrasados, los juegos de los niños, los cuadernos sedientos de aprender, el pan cocido a medias, el olvido de las pequeñas cosas, el polvo del camino, y el miedo? Me resuena el silencio ¡Yo lo oigo! Las olas llevan en su baile un grito. Esta hilera de muertos no es de nadie. ¿De qué ha servido tanto dolor robado? ¿Adónde ha ido? Hoy todo me recuerda la culpa de ser vivo. (María de Líbar)
Si has de Amarme… Si has de amarme sea solo por amor de mi amor. No digas nunca que es por mi aspecto, mi sonrisa, la melodía de mi voz o por mi dulce carácter que concuerda contigo o que aquel día hizo que nos sintiéramos felices… Porque, amor mío, todas estas cosas pueden cambiar, y hasta el amor se muere. No me quieras tampoco por las lágrimas que piadosamente limpias de mi rostro… ¡Porque puedo olvidarme de llorar gracias a ti, y así perder tu amor! Por amor de mi amor quiero que me ames, para que habite en los cielos, eternamente. (Elizabeth Barrett Browning) (ciudadseva.com)

Juan Marsé

La sabiduría de Mafalda en ochenta citas

Cita con Mafalda pinterest.es
Ahora que la vida descubrió la cara, la calavera, en los ojos inermes de nuestros muertos, los nuestros; ahora que los amigos en el dolor no son amigos, nunca lo fueron; ahora, sabemos, que ser felices es una conquista lejana de momento y que estamos, estaremos juntos, si no nos barre el tiempo (María de Líbar)
elorientablog

Solo sin tilde

El País http://www.luisromanmenendez.com
A él No existe lazo ya: todo está roto: plúgole al cielo así: ¡bendito sea! Amargo cáliz con placer agoto: mi alma reposa al fin: nada desea. Te amé, no te amo ya: piénsolo al menos: ¡nunca, si fuere error, la verdad mire! Que tantos años de amarguras llenos trague el olvido: el corazón respire. Lo has destrozado sin piedad: mi orgullo una vez y otra vez pisaste insano… Mas nunca el labio exhalará un murmullo para acusar tu proceder tirano. De graves faltas vengador terrible, dócil llenaste tu misión: ¿lo ignoras? No era tuyo el poder que irresistible postró ante ti mis fuerzas vencedoras. Quísolo Dios y fue: ¡gloria a su nombre! Todo se terminó, recobro aliento: ¡Ángel de las venganzas!, ya eres hombre… ni amor ni miedo al contemplarte siento. Cayó tu cetro, se embotó tu espada… Mas, ¡ay!, cuán triste libertad respiro… Hice un mundo de ti, que hoy se anonada y en honda y vasta soledad me miro. ¡Vive dichoso tú! Si en algún día ves este adiós que te di

"Si millones de personas toman las decisiones éticas adecuadas, se puede cambiar el mundo"

El País.com Artículo de El País. Jane Goodall